Transparencia y Evolución: El Futuro del Etiquetado en el Mundo Vinícola y su Impacto

En el apasionante mundo del vino, cada detalle cuenta. Desde la elección de la cepa hasta el diseño de la botella, todo tiene un propósito. Pero hay un elemento que, a menudo, pasa desapercibido a pesar de su crucial importancia: el etiquetado. Este pequeño pedazo de papel es la carta de presentación de un vino, su pasaporte al mundo, y la primera impresión que recibe el consumidor. Es por ello que el reciente Reglamento (UE) 2021/2117, que entrará en vigor el 8 de diciembre de 2023, es de vital importancia para todos los que formamos parte de esta industria.

Este reglamento, publicado el 2 de diciembre de 2021, trae consigo una serie de cambios y adaptaciones en las normas de etiquetado de vinos y vinos aromatizados. Estas modificaciones no solo buscan garantizar una mayor transparencia hacia el consumidor, sino que también reflejan la evolución y madurez de un sector que se adapta a las demandas actuales sin perder su esencia y tradición.

En Sumivin, como líderes en suministro enológico, entendemos la relevancia de estar al día con estas normativas y, más aún, de comprender su impacto en el panorama vinícola global. Por ello, te invitamos a adentrarte en este artículo, donde desgranamos cada detalle del nuevo reglamento y exploraremos juntos la trascendencia del etiquetado en la presentación y percepción de nuestros preciados caldos. Porque, al final del día, un buen vino no solo se degusta con el paladar, sino también con la mente y el corazón.

Cambios clave en el etiquetado de vinos

El etiquetado de vinos ha sido tradicionalmente una ventana al alma de la botella, ofreciendo a los consumidores una visión de lo que pueden esperar en cada sorbo. Sin embargo, con el nuevo Reglamento (UE) 2021/2117, esta ventana se vuelve más transparente y detallada que nunca. A continuación, desglosamos los cambios más significativos que este reglamento trae consigo:

  1. Obligatoriedad de listar ingredientes y declaración nutricional:
    El vino, al igual que cualquier otro producto alimenticio, está compuesto por diversos ingredientes que determinan su sabor, aroma y textura. Con el nuevo reglamento, se vuelve obligatorio listar todos estos ingredientes en la etiqueta. Además, se debe incluir una declaración nutricional que informe al consumidor sobre aspectos como el valor energético, carbohidratos, azúcares, proteínas y sal. Esta medida busca ofrecer una mayor transparencia y permitir a los consumidores tomar decisiones más informadas sobre su consumo.
  2. Excepciones y productos no afectados:
    A pesar de la obligatoriedad general, existen algunas excepciones. Los vinos producidos y etiquetados antes del 8 de diciembre de 2023 no se verán afectados por esta nueva normativa. Esto significa que estos productos podrán ser comercializados sin necesidad de modificar su etiquetado hasta que se agoten sus existencias. Es una medida que busca evitar inconvenientes logísticos y económicos para los productores que ya tienen vinos etiquetados en el mercado.
  3. Definición de «ingrediente» según el reglamento:
    El concepto de «ingrediente» puede parecer sencillo, pero es esencial entenderlo en su totalidad para cumplir con el reglamento. Según el Reglamento (UE) Nº 1169/2011 sobre la Información alimentaria facilitada al consumidor, un ingrediente se define como «cualquier sustancia o producto, incluidos aromatizantes, aditivos alimentarios y enzimas alimentarias o cualquier componente de un ingrediente compuesto, utilizado en la fabricación o preparación de un producto alimenticio y todavía presente en el producto terminado, posiblemente en una forma modificada». Es importante destacar que los residuos, es decir, sustancias que puedan quedar tras el proceso de elaboración pero que no se añaden intencionadamente al producto, no se consideran ingredientes.

Estos cambios, aunque pueden parecer técnicos, reflejan un movimiento global hacia una mayor transparencia en la industria alimentaria. En el mundo del vino, donde la pasión y la tradición se entrelazan con la ciencia y la innovación, estas adaptaciones son esenciales para mantener la confianza y el interés del consumidor en este milenario elixir.

La etiqueta electrónica o e-label

En una era donde la digitalización se ha convertido en una herramienta esencial en prácticamente todos los aspectos de nuestra vida, el sector vinícola no se queda atrás. La introducción de la etiqueta electrónica, o e-label, es un claro reflejo de esta tendencia hacia la modernización y adaptación a las nuevas tecnologías. A continuación, exploramos en detalle este innovador concepto y su implementación en el mundo del vino:

  1. Uso y condiciones de la etiqueta electrónica:
    La etiqueta electrónica permite a los productores ofrecer información detallada sobre el vino sin sobrecargar la etiqueta física. Esta etiqueta digital puede ser accesible a través de códigos QR o tecnologías NFC (comunicación de campo cercano) impresas en la botella. Al escanear estos códigos con un dispositivo móvil, el consumidor puede acceder a una amplia gama de información sobre el vino, desde su composición hasta su proceso de elaboración, pasando por recomendaciones de maridaje o historias relacionadas con la bodega.
  2. Información obligatoria en la etiqueta física:
    A pesar de la flexibilidad que ofrece la e-label, hay ciertos datos que deben permanecer en la etiqueta física de la botella. Entre ellos se encuentra la presencia de sustancias alergénicas, como puede ser el caso de algunos coadyuvantes. Además, si la información nutricional se proporciona a través de la e-label, la etiqueta física debe indicar, al menos, el valor energético del vino por cada 100ml. Esto garantiza que, incluso si el consumidor no accede a la etiqueta electrónica, aún pueda obtener información esencial sobre el producto.
  3. Periodo transitorio y fechas clave:
    El reglamento establece un periodo de transición para facilitar la adaptación de los productores a estas nuevas normativas. Todos los vinos producidos y etiquetados después del 8 de diciembre de 2023 deberán cumplir con las nuevas directrices de etiquetado, incluyendo la implementación de la e-label si así lo deciden las bodegas. Sin embargo, aquellos vinos etiquetados antes de esta fecha podrán ser comercializados con su etiquetado original hasta que se agoten sus existencias.

La incorporación de la etiqueta electrónica en el sector vinícola es un paso adelante hacia la adaptación a las demandas de un consumidor moderno, ávido de información y conectado digitalmente. Esta herramienta no solo ofrece una mayor transparencia, sino que también permite a las bodegas contar sus historias y compartir su pasión de una manera más interactiva y atractiva.

Aditivos sujetos a etiquetado

  1. Clasificación de prácticas enológicas: aditivos y auxiliares tecnológicos:
    La enología, ciencia detrás de la producción de vino, utiliza una variedad de sustancias y técnicas para lograr el sabor, aroma y textura deseados en cada botella. Estas sustancias se dividen en dos categorías principales: aditivos y auxiliares tecnológicos. Mientras que los aditivos son sustancias que se añaden al vino y permanecen en él tras su elaboración, los auxiliares tecnológicos son aquellos que se utilizan durante el proceso de vinificación pero se eliminan antes de la comercialización.
  2. Listado de aditivos y su relevancia en el proceso de vinificación:
    Los aditivos más comunes en la vinificación incluyen correctores de acidez como el ácido tartárico, conservantes como el dióxido de azufre, y estabilizantes como el ácido cítrico. Cada uno de estos aditivos tiene un propósito específico, desde ajustar el pH del vino hasta prevenir la oxidación. Es esencial que los consumidores estén informados sobre estos aditivos, ya que pueden afectar tanto al sabor como a las propiedades del vino.

Tendencias del consumidor y transparencia

  1. La demanda de productos saludables y transparentes:
    El consumidor moderno busca cada vez más productos que no solo sean de calidad, sino también saludables y transparentes. Esta tendencia se refleja en la demanda de vinos orgánicos, biodinámicos y naturales, así como en la preferencia por etiquetas claras y detalladas.
  2. El papel de los códigos QR y la plataforma «u-label»:
    Para satisfacer esta demanda de transparencia, muchas bodegas están adoptando tecnologías como los códigos QR y plataformas como «u-label». Estas herramientas permiten a los consumidores acceder a información detallada sobre el vino directamente desde su dispositivo móvil, ofreciendo una experiencia más interactiva y educativa.
  3. Beneficios para el consumidor y desafíos para los productores:
    Mientras que los consumidores se benefician de una mayor transparencia y acceso a la información, los productores enfrentan el desafío de adaptarse a estas nuevas tecnologías y normativas. Sin embargo, aquellos que logren hacerlo con éxito no solo cumplirán con las regulaciones, sino que también fortalecerán su relación con los consumidores y se posicionarán como líderes en el mercado.

Consecuencias para el sector vinícola

  1. Impacto económico y operativo para los productores:
    La implementación de estas nuevas normativas y tecnologías puede suponer un aumento en los costos para los productores, desde la adaptación de las etiquetas hasta la formación en nuevas prácticas enológicas. Sin embargo, aquellos que inviertan en adaptarse a estas tendencias podrán posicionarse mejor en un mercado cada vez más competitivo.
  2. Cambios en las estrategias de compra y venta:
    Con consumidores más informados, las bodegas y distribuidores tendrán que reconsiderar sus estrategias de marketing y ventas. La transparencia y la educación se convertirán en herramientas clave para atraer y retener a los clientes.
  3. Posicionamiento de empresas y marcas en el mercado:
    Las bodegas que logren adaptarse con éxito a estas tendencias y normativas no solo cumplirán con las regulaciones, sino que también se establecerán como líderes en el sector. La transparencia, la calidad y la innovación serán esenciales para diferenciarse en un mercado cada vez más saturado.