Vamos allá, amantes del vino! Has estado siguiéndonos en este fascinante viaje desde la vid hasta la botella y te has familiarizado con los intrincados procesos de la elaboración del vino. ¿Ya te sientes un experto, verdad? ¡Pero aguanta, no saques aún el corcho de esa botella de celebración!
Hacer vino no es una receta de cocina que puedes repetir una y otra vez con los mismos resultados. Estamos lidiando con la naturaleza aquí, con una fruta que tiene su propia personalidad vibrante y a veces caprichosa. ¡Así que no hay lugar para el aburrimiento!
En este artículo, tu mapa vinícola por excelencia, vamos a predecir esos obstáculos y baches que podrías encontrar en tu aventura enológica. Te daremos las llaves para esquivar esos problemas, y si uno se cuela en tu bodega, ¡no temas! También estamos aquí para ayudarte a solucionarlo, siempre que la Madre Naturaleza lo permita.
Así que, ¡agárrate fuerte a tu copa y prepárate para continuar con esta emocionante travesía por el mundo del vino! Recuerda, la última gota de la botella siempre sabe a «quiero más». ¡Sigue leyendo y no te pierdas nada de lo que viene a continuación!
- Problemas en la vendimia:
Uno de los primeros obstáculos que podemos enfrentar se encuentra en el campo, durante la vendimia. Puede suceder que la uva no esté en el estado sanitario ideal. En esta situación, lo primero que debemos hacer es realizar una cuidadosa selección de los racimos. Para obtener un vino de calidad y libre de problemas, es fundamental trabajar con uvas sanas.
Si la selección de uvas sanas no es posible, por ejemplo, debido a una cosecha limitada, se pueden tomar medidas adicionales. Específicamente, aumentar la dosis de metabisulfito durante la prensa puede ayudar a prevenir problemas durante la fermentación.
En circunstancias donde la uva presenta problemas, la adición de metabisulfito puede ser una solución efectiva. Se puede añadir una dosis de 10 g/hl para ayudar a prevenir problemas en etapas posteriores del proceso de vinificación.
- Problemas de maduración de la uva:
Otro problema común que puede surgir es la recolección de las uvas antes de que hayan alcanzado su punto óptimo de maduración. Para evitar esto, aconsejamos realizar muestreos semanales de las uvas. El muestreo debe ser representativo, es decir, se deben recoger unas 100 bayas de toda la finca y de todas las partes de la vid, tanto de las áreas soleadas como de las sombreadas y de las partes superior, inferior y media del racimo. De esta forma, los resultados obtenidos al analizar las uvas serán verídicos y representativos.
Para un análisis básico de la uva, deberías medir el peso medio de la uva, que se realiza pesando las 100 bayas de uva, y realizar mediciones de grado Baume o Brix, acidez total y pH. Estos datos variarán dependiendo de la variedad de uva, por lo que te recomendamos buscar asesoramiento de colegas o amigos que tengan experiencia en la elaboración de vino. Por supuesto, también estamos a tu disposición para cualquier consulta que puedas tener. No dudes en contactarnos a través de nuestras redes sociales o por correo electrónico para obtener más orientación.
- Problemas con el desfangado:
Tras la recolección, el siguiente paso es el desfangado, que es el proceso de eliminar los sólidos como las pieles, semillas y tallos. Un desfangado inadecuado puede afectar negativamente el color y sabor del vino.
Para minimizar los problemas en el desfangado, es crucial reducir la temperatura del mosto al máximo posible. Este paso no solo previene la fermentación prematura, sino que el frío también favorece la precipitación eficiente de los fangos, mejorando la claridad de tu vino y así conseguirías un vino mucho más limpio y por lo tanto evitarás problemas de malos olores o problemas con la fermentación.
- Problemas con la fermentación:
La fase de fermentación es fundamental en la vinificación y los problemas aquí pueden tener un impacto significativo. Un desafío común es que la fermentación no comienza. Este problema puede surgir por varias razones, por lo que voy a proporcionarte varias soluciones posibles:
- Problemas con la temperatura: Las levaduras, que son los microorganismos responsables de la fermentación, operan en un rango de temperatura óptima. Si has reducido la temperatura para el desfangado, deberás permitir que el mosto se atempere hasta alcanzar aproximadamente 16-18 grados Celsius antes de iniciar la fermentación.
- Problemas con el metabisulfito: Si has añadido demasiado metabisulfito y pretendes realizar una fermentación espontánea (es decir, sin la adición de levaduras comerciales), puede que encuentres dificultades para iniciar la fermentación. En estos casos, te recomendamos añadir una levadura comercial o moderar la cantidad de metabisulfito utilizado.
- Problemas con las levaduras: Las levaduras requieren un proceso de hidratación específico que suele ser indicado por el fabricante. Una vez hidratadas, la temperatura del depósito y del pie de cuba no deben diferir en más de 5 grados Celsius para evitar el choque térmico que podría dañar a las levaduras.
- Problemas de nutrientes: Las levaduras son seres vivos que necesitan una nutrición adecuada para realizar la fermentación correctamente. Por ello, es importante seguir las recomendaciones del fabricante en cuanto a la adición de nutrientes.
- Problemas de temperatura durante la fermentación: Durante la fase de fermentación tumultuosa, es posible que la temperatura del depósito aumente significativamente. Es esencial controlar de cerca la temperatura durante esta fase para mantener las levaduras trabajando en su punto óptimo de temperatura.
- Problemas de alcohol: Las levaduras son los organismos responsables de la producción de alcohol durante la fermentación, pero irónicamente, el alcohol en altas concentraciones es tóxico para ellas. Por tanto, podría suceder que dejen de fermentar si los niveles de alcohol se vuelven demasiado altos. Para evitar este problema, asegúrate de que las levaduras que uses sean capaces de tolerar los niveles de alcohol que se esperan en tu vino. Consulta a tu proveedor de levaduras para obtener la información adecuada y seleccionar la cepa de levadura más adecuada para tu vino.
Hasta ahora hemos explorado juntos el maravilloso y a veces desafiante camino de la vinificación, desde la recolección de la uva hasta los posibles problemas durante la fermentación. Esperamos que estos consejos y soluciones te ayuden a navegar con éxito a través de estas etapas críticas del proceso.
Sin embargo, la historia no acaba aquí. Al igual que un buen vino, la elaboración tiene sus matices y capítulos que se van descubriendo lentamente. Así que, vamos a hacer una pausa aquí, dejando nuestros vinos en plena fermentación.
En nuestro próximo post, continuaremos este viaje, sumergiéndonos en los problemas que pueden surgir después de la fermentación. ¿Te has preguntado alguna vez qué ocurre cuando un vino deja de fermentar demasiado pronto? ¿O cómo manejar problemas como la estabilización proteica y tartárica?
Te invitamos a que nos acompañes en la siguiente entrega, donde descorreremos el velo de estos misterios y mucho más. Mientras tanto, ¿Qué crees que podría suceder? ¿Cómo afectará esto a tu vino? No te pierdas el próximo episodio en esta apasionante aventura enológica. ¡Hasta entonces!